Proyecto

Formar lectores nunca ha sido tarea fácil. Se trata de un proceso que entraña acciones de gran complejidad en las que entender e interpretar códigos constituyen los ejes sobre los que gravita una infinitud de propuestas. En el siglo XXI, la complejidad se acentúa cuando la sociedad se mueve, en lo que a la promoción de la lectura se refiere, en la dialéctica entre los modelos digitales y analógicos.

En los últimos años, múltiples investigaciones han versado sobre los hábitos lectores en la era digital y la emergencia de un modelo híbrido entre la cultura analógica y la digital. Así, desde hace ya algún tiempo, diferentes estudios van refiriendo un cambio de paradigma en la comunicación y la lectura y una transformación en el modo en que los niños y jóvenes acceden a la información, al conocimiento y a la literatura.

Hoy en día el camino por el cual jóvenes y niños acceden a la lectura se encuentra condicionado por los medios sociales en un proceso difícil de ponderar y controlar por su propia naturaleza creciente y cambiante, y por la multiplicación de propuestas. Si tradicionalmente se ha presentado la dialéctica entre el modelo digital y el analógico como un proceso de desplazamiento, diferentes estudios hablan en los últimos años de una maniobra de acompañamiento y de convergencia entre los diferentes soportes, sin olvidar, por supuesto, que el soporte condiciona los contenidos y la distribución de los mismos generando de este modo modificaciones en el ecosistema de la lectura.

En el marco de un cambio de paradigma como el que hemos señalado, no parece desacertado entender que la irrupción de los soportes virtuales y de la lectura en pantalla eminentemente interactiva, ha asentado paradójicamente la necesidad de potenciar al máximo la especificidad del objeto-libro. La hipertextualidad propia de la lectura de pantallas provoca en el caso de la formación de lectores la inseguridad de quien se pierde en la inmensidad de los contenidos. El libro, con su fisicidad, dirige y adiestra al lector en esa lectura hipertextual, lo guía de tal modo que el paso de página, la secuencialidad, la cubiertas, los elementos materiales, en definitiva, desempeñan las funciones de anclaje en el juego que se establece entre los diferentes planos.

Por otra parte, resulta necesario destacar el componente artístico del álbum de no ficción, objeto que se define como un medio en el que confluyen lectura, arte y conocimiento. Esta característica otorga a estos libros un valor añadido ya que, tal como algunos autores reclaman, vincular arte y conocimiento es uno de los mejores caminos para conseguir un desarrollo cognitivo óptimo desde la primeras edades.

Estos y otros aspectos motivan nuestro proyecto de investigación, centrado en el estudio de los parámetros que definen el libro de no ficción para llegar a identificar las estrategias discursivas específicas de estos libros y su lugar en la educación.